Han pasado 40 años de nuestra primera reunión. Se dice pronto. Nos volvimos a reencontrar una vez más y no será la última. Tenemos registrados unos 20 Encuentros realizados en Asturias y otros ocho en diversos lugares: Santo Tomás de Ávila, San Pedro Mártir de Madrid, Arcas Reales (Valladolid) y en la Mejorada (Valladolid).
Esta vez, con más canas, más experiencia, más ”goteras” y achaques, pero con el mismo entusiasmo y alegría de reencontrarnos, un grupo de ex alumnos de los Dominicos nos volvimos a ver y a celebrarlo. El lugar era el mismo de hace 40 años: el Restaurante el “Reundu” de Campomanes (Asturias). Respondimos a la convocatoria de nuestro líder, Agustín Requejo, que nos aglutinó durante esos años a todos los ex alumnos asturianos y demás allá del Pajares y del Atlántico. Los abrazos, el cariño que brotó siempre en estos encuentros, el interés por nuestro estado e itinerario personal desde la última vez que nos habíamos visto, eran la expresión del afecto y unión profunda que sentimos siempre como si fuéramos “hermanos” de una misma “familia”. Pero la pandemia causó mucho daño, mucho dolor en estos últimos años. Algunos cayeron y los tenemos muy presentes en nuestro corazón.
La convocatoria había sido anunciada para los que vivimos en Asturias. Ahora nos consta que hubiera sido ideal haberla hecho para quienes viven más allá del Pajares. Y que viniera quien pudiera y quisiera. No todos se enteraron y seguramente algunos hubieran venido. Nos resarciremos del fallo. Otras veces llegaron a venir hasta Asturias, compañeros, antiguos profesores, misioneros en Venezuela, ex alumnos que viven en Estados Unidos que hicieron coincidir sus vacaciones con nuestros encuentros. Os pedimos disculpas, pues la sombra del coronavirus nos hizo pensar en todos y creímos que era prudente restringir la convocatoria y no arriesgar a la gente.
Asiduos y queridos compañeros expresaron su deseo de estar presentes en el encuentro. Pero las “goteras” que comienzan a salpicar la salud de algunas de nuestras compañeras, con obligadas visitas concertadas al hospital, otros por dar “positivo” del “Covid”, alguno más por tener que cuidar de un enfermo en la familia, otros por reuniones previamente fijadas, algún otro por estar en el Camino de Santiago, etc, todo ello les impidió disfrutar de nuestro encuentro. Nuestro compañero Oscar, cofundador del Grupo de Ex Alumnos Asturianos, no pudo asistir. Fue la primera vez que tuvo que estar ausente. Lo mismo les sucedió a Luciano López Encina, a Mariano Cabal, a Telesforo García, a Lorenzo Felipe, a Luis Vázquez, a Adolfo Soto, a Javier Martínez, a Manuel Suárez, a Mandi García y a Marcelino García. Todos ellos fueron asiduos asistentes en anteriores reuniones.
Los que pudimos estar presentes en esta ocasión fueron: Agustín Requejo, Alberto García, Emilio Fernández, Marcos Mallavibarrena, Jesús Díaz, Luis Fernández, Celso García, Felipe, Xuacu, Juan María Borde Lecona, José Ramón Martínez Galguera, Constantino Rodríguez, Manuel García y Faustino Martínez García.
Fue un día para el recuerdo, unas horas de alegría y de emociones, a pesar de que el cielo estaba gris (“panza de burru”, decimos en Asturias). Después de los abrazos con los amigos que iban llegando, pasamos pronto al “refectorio” del “Reundu”. Era el mismo restaurante del Primer Encuentro hacía 40 años. Antes de disponernos a yantar, Agustín Requejo nos dirigió unas palabras comentando el significado de este 40º Aniversario del Primer Encuentro de los Ex alumnos asturianos. Agradeció la asistencia de los presentes e informó de las causas de las ausencias. No faltó en sus palabras el recuerdo de todos los compañeros fallecidos que siempre asistieron. Pidió un silencio en recuerdo de los que ya no están entre nosotros Luego transmitió su deseo de ser relevado de su cargo y que nombráramos a otro ex alumno para que continuara con las funciones que él había venido desempeñando con el grupo y que, previa elección, asumiera su puesto. Le devolvimos un aplauso lleno de gratitud y simpatía por la fuerza, la constancia y el carisma con que siempre nos aglutinó y arropó. Él sabe que aquel aplauso no expresa suficientemente el cariño y la gratitud de todos los que le hemos conocido, tratado y tuvimos la suerte de tenerle a nuestro lado desde la adolescencia y la juventud compartida.
No hubo votación. ¡Por aclamación, fue elegido nuestro compañero Celso García que nos presidirá con la misma habilidad y sensibilidad musical demostrada por él en los Coros Asturianos que ha dirigido y mantiene!. El menú, para que quede constancia de la cultura culinaria asturiana de estos encuentros, consistió en: entremeses variados, ensalada, “cordiru a la estaca”, bebida, postres, café y chupito. Todo por 34 euros. Creo que hablábamos más que comimos. Al final del café, la alegría nos llevó, como “facemos” en “Asturies” en cuantu se “axunten” unos poquiñinos de xente, a echar unos “gorgorinos”. Se repartieron “unes folies con variados cantarinos”: Viento del norte, Polka del barril, la Rianxeira, Xixón del alma, Alma llanera, Mañana en un frágil barco, Agur Jaunak, Campanines de mi aldea, en el Pozu María Luisa, A la lid esforzada legión, Asturias, Patria querida. No faltó el brío ni la fuerza de las voces bien entonadas y afinadas, de los recordados momentos de nuestra adolescencia y juventud en que compartíamos canciones a la vuelta de nuestros paseos largos, de nuestros asuetos y excursiones.
Recordando el primer reencuentro de ex alumnos asturianos.
Habían pasado 40 años. Habíamos conmemorado y celebrado este encuentro con una memoria repleta de vivencias en el tiempo transcurrido. Con el cariño y gratitud enraizados en los años compartidos con los Dominicos de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas, unos cuantos ex alumnos de los Colegios de La Mejorada (Valladolid), Santa María de Nieva (Segovia), Arcas Reales Reales (Valladolid), Ocaña (Toledo), Santo Tomás de Ávila (Ávila) y San Pedro Mártir (Madrid), respondieron hacía 40 años a una convocatoria para participar en una Eucaristía que se celebraría en la Iglesia de los Carmelitas de Oviedo. Era una Misa “in memoriam” por el fallecimiento del Venerable P. Vidal Fueyo ocurrido el 25 de Abril de 1982, nuestro antiguo Rector del Colegio de Arcas Reales y Maestro de Novicios en Ocaña. Unos días después, este grupo pionero y entusiasta de ex alumnos asturianos, se volvió a encontrar para tomar un “vino español” en un bar de la Casa Sindical próximo a la iglesia de los Carmelitas. Con un sentimiento profundo de amistad que se vivía entre ellos como si fueran “hermanos” dispersos por el Principado de Asturias ejerciendo en diversas profesiones, aquel “vino español” y el entusiasmo de todos hicieron que se conjurasen para volver a encontrarse más veces y compartir aquella amistad y confraternidad entre todos los ex alumnos. Allí quedó fijada una Directiva, liderada por nuestro incombustible Agustín Requejo Bárcena que mantendría la admirable labor de realizar las convocatorias de los siguientes encuentros, escribir las actas, citas y glosas de las mismas. A su lado, como buenos y leales “consejeros capitulares”, con todo su entusiasmo: Oscar Luis Bernardo, Alberto García, Emilio Fernández, Marcos Mallavibarrena, Jesús Baizán (+), Estanislao Sánchez (+), Madera (+), Jesús Díaz, Constantino Rodríguez y otros, se propusieron alentar aquel impulso inicial, buscando y conectando telefónicamente con otros ex alumnos, elaborando y actualizando un archivo de los mismos, contactando con ex alumnos castellanos y madrileños, con antiguos Profesores Dominicos, etc.
Los archivos de todo el material gráfico de aquellas siguientes convocatorias, lugares de confraternización, asistentes, crónicas, etc. que Agustín Requejo fue editando y que él conservó como archivero, merecen ser enviados al Archivo de la Provincia que está en el Monasterio de Santo Tomás de Ávila. Aquellos encuentros son una “crónica viva” de las vivencias que se compartieron, de los itinerarios y quehaceres profesionales de ex alumnos agradecidos de la Provincia del Rosario de Filipinas, privilegiados estudiantes dominicos formados en la “Universidad de adolescentes y jóvenes de origen humilde en los años de la post guerra civil española”.
Sus convocatorias rezuman citas en un buen latin, cuya docencia Agustín Requejo ejerció en uno de los Colegios más prestigiosos de la Ciudad de Oviedo, transmitiendo en ellas ilusionantes encuentros, con un espíritu abierto, acogedor, democrático y de claras resonancias dominicanas. Los convocados no podían faltar a las siguientes citas. Quienes no podían concurrir lo sentían esperando resarcirse en la siguiente convocatoria. Todas ellas eran en fechas y lugares variados, cargadas de vivencias inolvidables por la alegría de los reencuentros entre “hermanos”. Se contagiaba el entusiasmo, el saber unos de otros, el interés por la labor de nuestros antiguos Profesores y compañeros. En todos estos encuentros, un bullicio indescriptible salpicado de abrazos contundentes y saludos fraternales al descubrir al compañero después de años sin verse, iba siempre in crescendo con exclamaciones de alegría por el reencuentro de “hermanos” dispersos. Teníamos la sensación de haber vivenciado una experiencia de “emigración“ compartida desde los once años de edad en una tierra extraña, más allá de la verde Asturias.
Nos sentíamos unidos por una formación filosófica, teológica y dominicana compartida que había dejado una impronta en todos nosotros potenciando siempre nuestro sentido crítico. La sidra rociaba las ansias de todos por saber del itinerario seguido por los demás compañeros. Los recuerdos y las anécdotas emergían de la memoria de cada cual siempre contadas con humor, comprensión, cariño, sentido del humor, risas y reconciliación en lo que pudieran tener de “dolorosas”.
Y siempre terminaban con el propósito de volver a tener otra reunión en cualquier lugar de Asturias, o en Santo Tomás de Ávila, San Pedro Mártir, Arcas Reales o en La Mejorada. Y con la alegría de nuestra unión nos despedíamos hasta la próxima, sintiéndonos privilegiados de tener tales amigos y “hermanos” y de lo que fue posible se realizara en nosotros gracias a nuestros queridos Profesores Dominicos de la Provincia del Santo Rosario.
